martes, 6 de julio de 2010

Capitulo 4

“Exael, mi eterna perdición, has venido por fin a buscarme". No paso mucho tiempo después que Deimos dejo la habitación, cuando este ser llegó. Había despertado a Ayrin a su estado original, un ser que odiaba con todas sus fuerzas a Deimos, habían tenido un pasado juntos, uno que ella no quería recordar, pero había regresado de la muerte para poder vengarse usando la debilidad que el sentía hacia las mortales.

“Ya es tiempo de comenzar tu venganza, Ayrin"

“Si, lo es y ese maldito ser sufrirá mucho, si es que puede hacerlo. Mi plan va corriendo a la perfección, pero debes irte, no quiero que todo se arruine por tu culpa"

Y Exael desapareció silenciosamente.

“Bueno, ya que ese inepto de Exael se ha largado, necesito procurarme algo de alimento, permanecer dormida tantas eras provoca un hambre terrible" terminó de arreglarse y se marchó a la calle.

Caminaba por la ciudad buscando una víctima perfecta, pues necesitaba mucha energía para poder reparar la falta de alimento desde hace tanto tiempo, sobrevivir en un cuerpo que no le pertenecía, necesitaba de mucho poder para lograr estar así. Y mientras hiba perdida en sus pensamientos, vio a un joven que le pareció el indicado, se veía un poco serio y tímido, probablemente hasta fuera virgen, lo cual era excelente pues le proporcionaría mucha más vitalidad que podría guardar de reserva.

Se acerco a él fingiendo que quería saber la hora y comenzó una amena charla con el joven, este la invitó a tomar un café por la noche y ella acepto encantada, como era obvio.

"Creo que me será muy fácil conseguirme victimas con este cuerpo que escogí" pensó para ella misma.

Llegó la noche y se encamino al lugar que había quedado de verse. Cuando lle, el ya estaba ahí, esperándola. Lo saludo y entraron al café, continuaron platicando y al poco rato, salieron rumbo a casa del chico, el había caído en la trampa.

Cuando ella salió de la habitación, sus ojos se veían muy brillantes y sonreía maliciosamente, sabía que se había procurado un platillo exquisito y esa vida le duraría un buen tiempo. Sin embargo, tenía que seguir alimentándose, pues en poco tiempo comenzaría una batalla contra Deimos que no podía perder.

La historia con El, era una muy antigua, de muchas edades atrás, cuando lo había visto la primera vez... y el intentó destruirla, pues era demasiado poderosa en ese tiempo. Actualmente, no era ni la sombra de lo que había sido, pero tenía que mantenerse oculta en Ayrin, Deimos no debía sospechar nada, tenía que creer que ella era una humana común y corriente, que simplemente había tenido el poder suficiente para soportar el ataque de Bast aquella vez.

Llego a su trabajo, y se sentó en su lugar, la esencia de su victima seguía con ella y la hacía verse llena de mucha vida y belleza, aun mas de la que ya poseía, era normal que todos sus compañeros de trabajo se le acercaran como siempre, pero esta ocasión, era una atracción mas fuerte la que sentían todos esos chicos.

“Te vez increíblemente bella el día de hoy Ayrin”

Era Román, el chico extraño que siempre había estado enamorado de ella.

“Que insinúas Román? Que no me veo bella siempre?” replico ella.

“Por supuesto que sí, es solo que hoy tienes un brillo muy especial, como si estuvieras tan llena de energía, de buena vibra”

Ella simplemente sonrió, pues sabía perfectamente que lo que el veía como “buena vibra” era en realidad la vida del pobre incauto que había caído en la trampa.

“Mmmm… Tal vez tengas razón, me siento un poco rara” La realidad era que Ayrin no recordaba lo que había pasado después de que Deimos se había marchado de su casa, se sentía fuerte, pero no sabía realmente a que se debía esto, pues el ser que estaba en ella se mantenía oculto, viviendo a expensas de ella, pero sin que ella lo pudiera notar, también se sentía con ganas de hacer sufrir a todo aquel que se le acercaba con la evidente intención de llevársela a la cama, o mejor dicho, todo aquel que se le acercaba.

La criatura que ahora estaba dentro de ella, sentía un odio desmedido para con los humanos, para ella eran simplemente alimento, seres que eran demasiado inconstantes en su vida, en sus relaciones, prometían siempre algo que no podían cumplir, en especial “amor eterno”, como podían prometer, esas criaturas tan efímeras, algo eterno. Además, en un momento decían amar y al otro momento podían odiar, a su amado, con todo su corazón. No!, los seres humanos no merecían la menor consideración de su parte, aun mas, el amor ni siquiera existe, y ellos eran la mejor prueba de ello, hacían guerras, crímenes terribles, que solo eran dignos de, bueno, demonios. Al menos los demonios no mataban a sus propios hijos, amigos, o compañeros, a menos claro que hubiera una muy buena razón de promedio, pero caray! Eran demonios, no seres humanos. Y ese odio, comenzaba poco a poco a invadir a Ayrin.

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